20100526

"Pensaba que era mi carga... Es mi pasado", por Jabi Goenaga

Tengo miedo. El dolor ha vuelto.


Es un dolor distinto. Agudo. Como un clavo en la espalda. Y me coge toda la pierna. Viene. Se instala. Me despierta por las noches. No me deja andar. Es más de lo mismo.



Lo siento como un fracaso. Como si hubiera hecho algo mal. Como si hubiese fallado por no tener confianza y hubiera ido al quirófano cargado de negatividad.

Me da la sensación que algo dentro de mí necesita ese dolor para poder ser y manifestarse. Me pregunto qué es y porqué una parte de mí necesita ese dolor.

Aner me decía: “cuida de la tendencia de la mente a identificarse con esa incapacidad para así atraer atención, refugiarse en tristeza o inseguridad, o disponer de una excusa a mano ante cualquier bloqueo o reacción exagerada de auto-negatividad.”

Y añadía que: “Los médicos te han operado, pero el que se cura eres tú: tuya es la visualización positiva del proceso de recuperación, que te llevará al acierto en cada decisión que tomes -dieta, relación descanso/esfuerzo, actividad deportiva adecuada, alegría, amor y perdón para tu cuerpo, que te alejen de perniciosas influencias psico-somáticas, etc.


Ahí está mi miedo. Entre lo positivo y lo negativo. Entre el propio protagonismo ante la curación o el dolor. Y como siento dolor no puedo dejar de pensar que soy protagonista de este dolor y de sentirlo como algo mío, que está en mí y que no lo quiero o puedo dejar marchar.

¿Hago lo suficiente para curarme? Me cuestiono a mí mismo, me interrogo. Pero no puedo dejar de sentir que ese mismo cuestionamiento es pura negatividad. Que me muevo en un círculo vicioso de autocompasión, negatividad, autocompasión. Un círculo que circunscribe al dolor y lo pone en el centro.

Escribo esto y siento que he dado con una clave.

Cuando analizo esta parte de mí, creo que siempre he colocado el dolor en el centro desplazándome a mí mismo fuera de este centro. Focalizo en el dolor y me pierdo. Creo que me he perdido hace tiempo. Que utilizo el dolor aunque no sé por qué ni para qué.

Tal vez porque el dolor es cómodo. Es algo objetivo. Duele. Una explicación fácil para cualquier cosa, cualquier desproporción. Mientras me centro en el dolor no me cuestiono nada más. El dolor como tapón, como un desvío de la atención, de mi atención. Me enfrento al dolor y sucumbo, y así no me enfrento a mí mismo. Porque, ¿qué hay más allá del dolor?, ¿Temo acaso descubrirme en ese más allá?

El dolor es mi gran excusa. Alimenta mi pereza, mi desidia, mi egoísmo, mi pasividad, mi auto-complaciencia. El dolor es mi Yo-Niño. En muchos análisis me habrás oído decir que tengo que dejar al niño y dejar que viva el hombre. Pero me aferro a ese niño porque el hombre me da miedo. Me aferro al dolor pues sintiendo dolor me siento niño.

¿Qué no me deja hacer el dolor? Ponerme en pie, recto, como un hombre consciente de que lo es. El dolor me tuerce, me encorva, me tumba. El niño enfermo en la cama, con los mimos de mamá que entonces la sentía más cercana, más madre. Que cuiden de mí, pues el cuidado es amor y todos, especialmente los niños, buscamos que nos den ese amor. Niño egoísta. Niño enfermo. Niño que suspira por haberse sentido querido, protegido, fortalecido.

Esto es mi dolor. Algo profundo y tan enraizado en mí que ya no lo distingo. Pensaba que era mi carga. No es mi presente. Es mi pasado. La excusa para no crecer, para no levantarme. Esto es mi dolor y mi miedo.

Sé también que no todo es dolor. Que no todo es niño. Sé cuando vivo el hombre. Lo siento cuando amo y vivo en ese amor. Lo siento en mi empatía, en mi capacidad para sufrir o alegrarme en el sufrimiento o en la alegría del otro. Lo siento en mi disfrute con el trabajo bien hecho. Lo siento en mi capacidad de escucha. Lo siento en mis emociones. Lo siento en Amaia, en Lide, Unai, Ladis. En mis amigos, en mi trabajo, en mis aficiones.

Sé que el hombre está ahí esperándome.
Esperándome.


Sé que en todos esos momentos en los que me disfruto como tal, no siento dolor. No digo que desaparezca. Digo que me olvido de él. Que soy capaz de ubicarlo en otro sitio y en ese momento soy yo el centro de mí mismo.

Tal vez el dolor no desaparezca nunca como tampoco puedo hacer que desaparezca el niño. Pero es posible que pueda poner al dolor en su sitio de la misma manera que puedo poner al niño en el suyo. Éste es el camino. No sé cómo recorrerlo si no es con sinceridad para conmigo mismo, confianza y amor. Éste es mi deseo.

Éste mi compromiso.

- Jabi Goenaga

20100511

Muchos historiadores han trabajado para calcular cuántos Homo-Sapiens han pasado por el planeta.


Basándose en el período de su aparición en la Tierra - de 50.000 a 100.000 años atrás - y en la cantidad de hombres que habitaron diferentes regiones durante toda la Historia, los estudiosos llegaron a números que varían entre 35 y 120 mil millones de habitantes. La imprecisión se debe a la escasez o total ausencia de registros y documentos en algunos períodos.

Según la estimación más elevada, se considera que hoy día hay una persona viva por cada 20 que ya han vivido y fallecido. Cerca de 6 mil millones de personas están vivas en nuestro planeta.

20100504

PENSANDO EN LOS DEMAS

Acabo de terminar de ver el documental "pensando en los demas" de Aner y me ha parecido entrañable (aunque no entre mucho en el blog:Enhorabuena Copo!!!, Gran trabajo!!!). Gran maestro y niños expresando su potencial constructivo. No hay duda de que también tienen el opuesto y en ese sentido leo un fragmento del "quinto en discordia" de Robertson Davies (escritor cuyas trilogias recomiendo a cualquier tarugo); dice así: "Tienen los escritores alguna noción o algún recuerdo real de lo que es un niño?
Yo lo tengo, y lo he reforzado durante cuarenta y cinco años de dar clases a niños. Un niño es un hombre en miniatura, y aunque a veces pueda mostrar una notable virtud, así como características que pueden resultar encantadoras por lo ingenuo, también es intrigante, egoísta, traidor, judas, siverguenza, y villano;Ah! esas autobiografias en las que el autor se sonríe posa como un David Copperfield o un Huck Finn! Falsas; falsas como juramentos de ramera!"¿Podre ser sincero sobre mi infancia?¿O se interpondrá ese vergonzoso amor propio, que con tanta frecuencia, se aferra a la idea que un hombre tiene de su juventud y falsifica la historia?...." Hago notar que este parrafo inspiro al "Tosco y Villano" en nuestro ultimo viaje.
En cualquier caso, en el contexto de este documental, quería destacar el momento en el que el maestro con gran seriedad y autoridad trata de enfrentarse a las burlas que recaen en unos pocos alumnos por parte de los demas motivados por alguna dificultad de los primeros en el aprendizaje; parece que estas burlas derivan además en la invención de mentiras; el maestro se muestra implacable y no se conforma con oir que eso esta mal hasta que algún alumno muestra su arrepentimiento y destapa sus miedos. Es curioso como en una clase dirigida por un individuo de extraordinaria capacidad comunicadora y emocional surge también la villania. Aún así, este super profe es capaz de reconducir la situación y dar una hermosa lección sobre empatía y solidaridad. Es estupendo ver su expresión de autoridad y desafio cuando uno de los niños trata de mostrarle su disconformidad al castigo al que trata de someter a su amigo. Escucha sus razonamientos, pide mas opiniones y al final le felicita por tener razon.
En este viaje he sacado conclusiones similares en aspectos sociales y culturales; el contacto con los elementos, la limpieza, lealtad y respeto son conceptos que cuesta observar en nuestra vida cotidiana (hay excepciones, menos mal) y que por el contrario, es dificil no hacerlo en Japon. Una estructura social de jerarquía vertical da lugar a instituciones donde la colectividad tiene más importancia que la individualidad y todas las personas tienen la sensación de ser parte de una gran familia; tanto en el trabajo como en sus hogares. No digo que esto sea lo mejor...quien podria decir que es lo mejor? simplemente destaco la importancia de la humildad como individuos. Cuando pensamos que estamos en la cima allá a dónde vamos y nos olvidamos de pertenecer a alguien, o a algo o perdemos el respeto por quienes o lo que nos rodea....la cagamos!!! Desgraciadamente esta actitud esta muy inculcada en Nuestra Cultura...la picaresca, el más rápido, el que no llora no mama, jodete, a mi nadie me regala nada, el que no corre vuela, bastantes problemas tengo yo,...pin pan pun, tiki taka, ...ha sido penalti y tal...la verdad me la dices a la cara...tu puta madre...¿No? Estoy pensando mientras escribo y hoy me han dicho..."no pienses" (....es totalmente cierto!!!); y encima voy y lo escribo...que DESSSSSAAAASSTREEEE de chavaaaaalll!!!