20100209

el sentido original de las artes marciales

Desde tiempos inmemoriales, el hombre en su afán por sobrevivir ha ideado formas de autodefensa que le protegieran de su entorno hostil. Esta búsqueda por la supervivencia le ha llevado a crear formas de lucha con o sin armas donde la familiaridad con la muerte y con situaciones extremas le han acercado al conocimiento de sí mismo abriéndole a dimensiones del ser humano más acordes con su verdadera naturaleza.


Por tanto, ¿es correcto pensar que las Artes Marciales únicamente tienen la finalidad de establecer unas pautas de autodefensa y ataque contra uno o varios adversarios, o por el contrario podemos añadir un componente trascendente a su práctica? El acercamiento al límite mismo entre la vida y la muerte, puede conducirnos a una percepción de la realidad que va más allá de nuestra comprensión.


Cuenta la leyenda que un coronel llamado Bradford, oficial retirado de la armada británica, marchó a oriente en busca de unas personas que según había oído decir, habitaban en algún lugar de los Himalayas y practicaban en una Lamasería unos ejercicios energéticos y espirituales que fortalecían el cuerpo de tal forma que según él, ”entraban viejos y salían jóvenes”.


Dejando de lado el componente mítico y legendario, lo que sí se sabe con seguridad es que los monjes budistas tibetanos ya practicaban desde tiempos muy antiguos alguna forma de lucha corporal que formaría parte seguramente de su formación monacal, conscientes de la íntima relación entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Más tarde en su peregrinación por Asia, estos monjes difundirían estos ejercicios como parte de su doctrina por los países de su entorno. Así debió ser como llegaron a la India y se desarrollaron adquiriendo las influencias filosóficas de la cultura hindú, favoreciendo la aparición del Yoga en sus diferentes formas.


Su llegada a China se produciría posiblemente de la mano del monje budista Bodhidharma, el cual a su llegada al Templo de Shaolin (al sur de China), encontró a sus monjes en lastimosas condiciones físicas. En toda la región proliferaban los ladrones y bandidos, por lo que se propuso mejorar físicamente a los monjes y para ello empezó a instruirles en un sistema de combate sin armas basado en formas autóctonas chinas e hindúes, (que a su vez eran herencia de las tibetanas) que les sirviera para hacer frente a situaciones comprometidas. De esta forma se establece la progresión en la enseñanza que demostraba que para alcanzar al espíritu primeramente es necesario el dominio del cuerpo, los pensamientos y las emociones, marcando una clara directriz para la aparición posterior del Kung Fu y el Tai Chi.


Por aquella época, el comercio chino, japonés y filipino tenía como punto de encuentro un pequeño conjunto de islas situado al sur del Japón conocido como Okinawa. Allí los comerciantes intercambiaban productos y costumbres. Entre esos productos también estaban las Artes Marciales de cada región, produciéndose en la isla una fusión de todas ellas, dando como resultado un estilo denominado Okinawa-Te (Mano de Okinawa), antecesor del Karate.


Japón, que acababa de salir de una larga guerra civil aspiraba a poseer la riqueza y la cultura de estas islas. Así fue como en el siglo XV las invadió imponiendo sus leyes y estilo de vida. Este ambiente de tiranía favoreció entre la población, el sentido de resistencia al invasor.


Los maestros de Okinawa ante esta situación tomaron la decisión de introducir en las artes de lucha a los habitantes de la isla, pero en secreto, ya que estaba prohibido por los japoneses. De esta forma comenzaron a celebrarse reuniones secretas a fin de enseñar a la gente las técnicas de lucha. Observamos aquí el componente clandestino en la enseñanza, algo que ya había ocurrido anteriormente en culturas mucho más antiguas. Para asegurarse de que perdurara la enseñanza, los maestros seleccionaban a aquellos discípulos de confianza dignos de recibir los más valiosos secretos de su arte. Se aprecia aquí que en estas artes existía una parte exotérica y otra esotérica, sólo reservada a los alumnos más preparados. Cuando un arte no poseía continuidad en su parte esotérica, cuando ya no existían alumnos preparados para ello, sólo quedaba su parte exotérica, es decir, las técnicas corporales que no conducían a nada.


La influencia del Budismo Zen y del Shintoismo en estas artes originó la aparición de auténticos guerreros del espíritu; ascetas que junto a un intenso entrenamiento físico que les ponía en contacto con aspectos más sutiles de su propio cuerpo como la energía vital (Prana o Ki), unieron prácticas de meditación, con la finalidad de trascender sus propias limitaciones físicas y alcanzar un estado de vacío mental que abriera las puertas al auto-conocimiento.


La ceremonia del Té, el arreglo floral, la caligrafía y especialmente las artes caballerescas de los guerreros samurai son un ejemplo de formas de expresión con un marcado sentido trascendente, donde el control sobre los movimientos confiere a los actos cotidianos un exquisito sentido artístico fruto de la victoria no sobre un enemigo exterior, sino sobre otro mucho más peligroso e importante: sobre los propios instintos. Observamos que estas artes a condición de ser practicadas con fines fundamentalmente espirituales, constituyen un medio extraordinario para vivenciar la verdadera realidad de sí mismo. Las virtudes y los defectos, la fortaleza y la flaqueza, la sutileza y la torpeza quedan visibles para quién desea su propio enriquecimiento íntimo. Los propios maestros no lo eran sólo de un único arte, sino que dominaban diversas facetas artísticas con la finalidad de alcanzar un mayor refinamiento de sus acciones, pensamientos y emociones. Existe una máxima japonesa que reza: “Quién alcanza la maestría, lo demuestra en todos sus actos”.


Actualmente se observa que algunas Artes Marciales por desgracia sólo constituyen una modalidad deportiva más, donde la meta a conseguir se limita a campeonatos y trofeos quedando la verdadera motivación de éstas casi totalmente desplazada, olvidando su esencia, despreciando la tradición o adaptándola a sus propios intereses, alejándose de aquella que conduce a la auténtica liberación del individuo.


El mensaje que los antiguos maestros transmitieron bajo la forma de movimientos corporales de todo tipo, queda necesariamente oculto para aquellos corazones demasiado impacientes y soberbios para comprender, pero visible para aquellos que con humildad y sencillez, y tras largos años de entrenamiento encontran el verdadero sentido que impulsó a tibetanos, hindúes, chinos, japoneses, etc., a crear unos sistemas de lucha externa e interna que conducen a los hombres que anhelan y buscan con sinceridad la verdadera y única realidad, convirtiéndolos en auténticos GUERREROS en su más amplio sentido.


(Fuente: José Savall, clubdekarate)

9 comentarios:

  1. Esto es cremita de la buena, chaval. Paranoias a parte, esta entreda devuelve al blog el espíritu que una vez nos presentó entre los practicantes de este arte. Osu del bueno.
    Muxutxus, Aner.

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  2. Puta maravilla Copetín!!cuando tenga tiempo, a ver si escribo los comentarios de ésta y las entradas del ventero...(que, sin duda alguna, a llevado hasta el más alto exponente el arte de hacer queso...), no sea que os pongéis a vomitar partes de vuestras negras almas y lo dejéis todo perdido!!

    Ossssssssss!!!!!

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  3. La barba de Bodhidharma, no recuerda a algo...? Y el retrato en su conjunto, a algo en su versión "matinal"...? L&T!!

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  4. A mi me parece estupendo pero tengo que admitir que estoy hasta los HUEVOS con el KARATE!!!! JIjijiiijiijijijijij JULIAN!!!!

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  5. Hasta los wibols, Errei? Y eso cómo es? Igual estás en un punto en el que tienes que apretar el cinturón un poquito más para trascender tu nivel de práctica y sintonizar más allá del ejercicio, con la esencia que te ofrece el Budo.
    O también puede ser que estés en un momento personal en el que simplemente, ciertas cosas se debilitan mientras otras se refuerzan; tal vez no tenga nada que ver con el karate... En ese caso, mejor no reaccionar y seguir con tu práctica en espera de certezas, o de algún tipo de respuesta, al menos.
    Y quién sabe si lo que pasa es que esto es lo que pasa por perderte un Pinsoro, Larry. ¿Ves lo que pasa? ¿Ves lo que pasa? ¿Ves lo que pasa, Larry, por dar por culo a Pinsoro? ¿Ves lo que pasa, Larry? ¿Ves lo que pasa, Larryyyy?

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  6. JJJJJAAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAA!!!Lo siento ERRRREEEEYYYY, pero no puedo estar más de acuerdo con ese gorila!!¿ves lo que pasaaaaa? Juasjuas!!

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  7. Por cierto cabrón, lo del "algo" lo he leido y, aunque parezca mentira, no me he sentido directamente aludido, me he dado cuenta horas más tarde en el bus, yendo al entrena...sobre todo lo de "la versión matinal"...JUASJUASJUAS!!eres un cabrón, Anertxo, estoy empezando a sospechar que el ventero está tranquilamente en tu casa, lanzando falsos anzuelos para crear el caos, por simple diversión, mientras te instruye en el arte de ser un cabrón y de hacer queso de la mejor calidad!!

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  8. Jajaaja!!!
    Tienes mérito, emérito merito Elmerito!! Has descubierto lo del Bodhidharma-Soldado Riov recién levantado del catre!! Estaba seguro de que lo pillarías! jajajaaa!

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  9. BBIIIIIEEEEENNNNN!!!! Sabias palabras de pungido!!! Mis respetos a tus reflexiones....ciertamente me perdi pinsoro!!! Y claro que veo lo que pasa....QUE SOIIISSSSS UNA PANDILLA DE GILIPOYAAAAAASSS...aunque el ERREY OS PERDONA TODOS VUESTROS PECADOOZZZZZZZ!!!!

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