20100118

Sargento de Artillería Hartman: COMUNICAR... CON HUMOR...?



En el debate que se ha abierto en MetaBlog, yo no veo que haya habido escritos envenenados...



A veces lo que comunicamos sienta mal a quien lo recibe, o le parece que va con intenciones venenosas, pero creo que en este caso se trata más de la percepción de quien recibe que la intención de quien habla. Y creo que hablo por todos. Lo más importante es ser muy honestos con nosotros mismos, supongo. Y no decir las cosas a medias, ni tratar de cambiar la forma de ser de los demás... y puede que eso sea ya bastante difícil.
Yo estoy afianzado en el camino de querernos fraternalmente. De hecho, os quiero mucho ya, coñño! A estas alturas de mi vida, al menos de esto estoy seguro; reconozco algo tan bueno como lo que tenemos sin la mínima duda. “Gora Dublín” y todo lo que lo rodea, es de las mejores cosas de mi vida. Y desde aquí, no quiero sino seguir cultivando esta amistad, este cariño y esta convivencia que tenemos la suerte de vivir. Muchas personas no disfrutan de amistades tan enriquecedoras, tan sentidas desde el corazón, ni tan comprometidas y/o conscientes.

Respecto al MetaBlog, creo que hay cuestiones sobre la mesa que no es malo que se hablen aquí (sobre todo por que es la única manera de que queden claras –al estar por escrito-, y que estén al alcance de todos los que participamos del blog). Comparto con vosotros que es bueno hablar cara a cara. Y este blog nunca pretendió ser un sustituto de nada; sólo nació para sumar, para unir, para tener una posibilidad de contacto y celebración diarios. Podemos tratar asuntos divertidos o asuntos tensos, recordar farras o desastres, limpiar conciencias o pedir cuentas, planificar, soñar, compartir experiencias e influencias personales, etc. Nos une mucho a Passi, que no está físicamente cerca, y permite retomar temas a quienes se “desenganchen” durante un tiempo de las dinámicas (por motivos de trabajo, de viajes, o personales varios)… Yo creo en que estamos bien CON LA CARA EN EL BARRO.

Al decidir que el blog permanece abierto a todo el mundo (y a partir de ahí, invitar a la gente a entrar), puede que haya empezado a perder su sentido original: Ya no podemos hablar a nuestra manera, no podemos decir lo que nos venga en gana, no podemos plasmar aquí la realidad de nuestras bromas tal cual es, no podemos evitar que alguien se dé por aludido y piense que le faltamos al respeto (cuando nosotros, en realidad, siempre nos reímos de nosotros mismos; y esto, cualquiera que se acerque lo suficiente, lo sabe). También reconozco que aunque estuviera ceñido a nosotros, tendríamos que ser respetuosos con los límites de cada uno.

La total libertad de comunicación no existe, nunca se puede decir Todo lo que a uno le dé la gana, cuando le dé la gana y como le dé la gana, pues es inevitable arañar sensibilidades. Y esto puede ser directamente contraproducente con nuestra volición, con nuestra intención inicial.

Recuerdo que cuando conocí a Xabi y Borja, hubo varias cosas que me incomodaba escuchar, me sentía "escandalizado", me sentía molesto en cierta manera. Recuerdo cómo me decía a mí mismo que su intención nunca era la de ofender ni la de molestar, sino sólo la de reírse; sus límites eran otros, sus escalas también. Hablar de follarse a la madre del otro, por ejemplo, o de porquerías como los "tarzanetes"... me ponía enfermo, esa es la verdad, se salía de lo que a mí me parecía risible. Pero yo mismo me veía como un bobo, sabiendo que mis fronteras en el humor muchas veces pueden producir la misma reacción en otros, y que la incomodidad ante el humor del otro sólo demuestra los tabús de uno mismo. También me sirvió para recordar que los límites del humor son temporales, que cambian según nuestro momento personal, y que son sintomáticos de las cosas que nos ocupan o preocupan. Así que procuré no reaccionar, sólo observar mis condicionamientos, y dejar que su alegría y la ironía inteligente y crítica dilatara mi "ojaldre" humorístico.

Hay mil ejemplos: nuestros chistes de locos nos definen. Liberamos tensiones, aspiraciones frustradas, enfados, rebeldías y miedos profundos. Puede que por eso “El Loco Que Paga” sea uno de los mejores chistes de mi vida; en mi mente resonaban mis miedos y dolores a la vez que relativizaba el sinsentido de la preocupación perenne. Puede que el humor (tanto como lo que se habla o discute) es una ventana a nuestro subconsciente. Todos tenemos cosas sobre las que Decidimos no reírnos o no hablar; escogemos qué queremos superar y qué no; nos inventamos a nosotros mismos cada día, y vivimos una realidad ficticia personal: Cada uno vive su sueño de vida.

Veo también lo importante que son cuestiones como ésta a la hora de escoger y mantener nuestras relaciones personales. Coincidir en ese sueño minimamente, nos une o separa… Muchas veces, el "color" de su sentido del humor, o la forma de abordar los temas, o si la otra persona fuma o no, o si demuestra ciertos comportamientos formales poco o demasiado refinados, etc., han derivado en cierta sensación de incomodidad (consciente o inconsciente) que resulta en terminar "no buscando" la compañía de ciertas personas tanto como su calidad humana merecería. Aquí es donde ser capaz de tomar consciencia del origen de nuestras sensaciones y ser honesto, sincero y comunicativo, juegan un papel primordial.

No sé si, en cierta forma, las personas tememos los confrontamientos y el debate directo que toca nuestra sensibilidad o nuestra intimidad, y perdemos sin batallar. ¿Cómo vamos a romper los candados de nuestros temas encerrados? No sé si realmente siempre todo es solucionable y debatible, como tiendo a pensar. No sé si la intención constructiva, de compañía o ayuda, o siquiera el amor consciente puesto en el momento presente de la comunicación, son suficientes para llevar siempre a buen puerto las relaciones interpersonales.

Desde luego, cada vez me pregunto más si no deberíamos cerrar el acceso al blog a los demás, o si no es grave que quien se sienta incómodo se desvincule… Pero está claro que nuestro comportamiento, el nivel de implicación e intimidad, la despreocupación y la libertad a la hora de hablar, o la capacidad de desnudarnos (incluso ante nosotros mismos), no son los mismos si CON LA CARA EN EL BARRO es en realidad la prolongación de una conversación íntima de homínidos alrededor de una mesa de madera con cacahuetes y pintas de Guinness, o una publicación de prensa local.

Se os quiere, putas!

qp

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